paraíso.

(Del lat. paradīsus, este del gr. παράδεισος, y este del avéstico pairidaēza, cercado circular, aplicado a los jardines reales).

1. m. En el Antiguo Testamento, jardín de delicias donde Dios colocó a Adán y Eva.

La RAE habla de una pareja de señores que se lo tuvieron que montar de maravilla en un jardín perfecto. Yo, por mi parte, me empeño en encontrarlo una y otra vez creándome a veces unas crisis existenciales viajeras tan estúpidas como bonitas. Me pasa, cuando voy encadenando lugares tan ideales, acabo perdiendo ese rumbo que intento seguir y me pregunto si algún día se morirá ese placer, si existirá un paraíso definitivo que me haga dejar de buscar el siguiente.

Islas de Gigantes Filipinas

Cuando la cabeza parecía que me iba a explotar en casa y no era capaz de encontrar billete a Sudamérica que se adaptara a mi bolsillo, el destino (si es que eso existe verdaderamente) me guió a comprar un tercer asiento para recuperar aquella historia de amor con Filipinas. Y así fue cómo, tras recuperar la pasión en unos cuantos días entre Malapascua, Moalboal, Negros, Guimaras y Panay, caí rendida de nuevo en un lugar de nombre tan español como Islas de Gigantes.

No son muchos los propios filipinos que tienen conocimiento de Gigantes pero yo había visto una foto hace unos años y no la podía quitar de mi mente. Esa misma fue la que saqué con mi propia cámara unos días después:

Cabugao Island

Vitaminados gracias al mejor mango de Filipinas en Guimaras, José y yo rehicimos nuestras mochilas para llegar hasta el nuevo Edén. Uno sin apenas gente, sin restaurantes, sin cobertura, sin demasiada agua corriente ni electricidad, uno casi virgen y, oye, tan a gusto.

Pusimos un pie en Gigantes Norte y allí aparecieron los que fueron mis compañeros durante casi una semana, Dani y Jenn. A partir de ahí los cuatro compartimos días de marisco ilimitados, puestas de sol, caras de sorpresa de una decena de niños y paisajes muy azules.

Vieiras Isla de Gigantes

Niños Islas de Gigantes

Dice la leyenda que en estas islas vivían unos humanos tremendamente grandes y, por ello, en época colonial dejaron de llamarse Sabuluag para hacer honor a esos seres que encontraron en la cueva de Bakwitan dentro de unos ataúdes de tamaño XL. También se cuenta que Gigantes está llena de enkantos o diwatas, unos espíritus que residen en árboles y que pueden llegar a hacer de las suyas.

Leyendas o elfos aparte, los que tendrán la culpa de que te acuerdes de Islas de Gigantes son unos rincones con los nombres de Tangke, Cabugao, Bantigue o Antonia. Serán los mismos (y algunas guías que carga el diablo) quienes hagan que a Gigantes llegue mucha más gente en los próximos años, estoy segura.

Tangke Lagoon Bantigue sandbar island

Atardecer Islas de Gigantes Filipinas

Con un sol de justicia, en pleno verano filipino, nos embarcamos en una bangka en la que descubrimos el precioso lago de agua salada de Tangke, la lengua de arena repleta de niños curiosos de Bantigue y Cabugao Gamay y Antonia, dos islas de postal, que parecían el mismísimo paraíso del Antiguo Testamento.

Al día siguiente, decidimos hacer los náufragos en la “isla sin árboles”, Uaydajon. Al final no nos hizo falta ni hablar con Wilson, una familia de filipinos se nos unió y nos ofreció los cangrejos y las almejas más frescas que he comido en mi vida.

Udaydajon island Filipinas

Jose en Uaydajon Island

Y así fue cómo, sin jardín mediante, descubrí un paraíso más en Filipinas. Uno que me gustaría que cuidaras y que formara parte de tu recuerdo de un país en el que no me extrañaría que Adán y Eva se acabaran enamorando.

Datos útiles:

Cómo llegar:

Desde la terminal de buses de Tagbad, en Iloilo, salen autobuses y furgonetas (150 php) frecuentes a Estancia. Es conveniente salir temprano para llegar antes de las 12 y no perder el único barco hacia isla de Gigantes Norte o Sur. El trayecto en furgoneta dura unas tres horas.

Una vez en Estancia, el puerto se encuentra a dos kilómetros y los trycicles cobran 10 pesos por llevarte hasta el mismo barco.

El barco tiene estimada como hora de salida las 1:30 pero deberías llegar bastante antes. El trayecto dura un par de horas y cuesta 80 pesos.

Dónde dormir:

La opción más sencilla y económica es dormir en Gigantes Hideaway Tourist Inn, una especie de albergue en la que todos pagan 200 pesos independientemente de dónde se duerma: en bungaló, habitación o tienda de campaña. Las comodidades son pocas ya que normalmente la ducha no tiene presión, no hay aire acondicionado y no hay electricidad a partir de las 5 de la mañana.

Qué hacer:

Desde el resort se pueden contratar las excursiones a las islas de alrededor por 2.000 pesos el barco, nosotros éramos 6 personas, así que pagamos unos 350 pesos. No están incluidas las entradas a Teresa Resort (40 php) ni a Cabugao Island (50 php).

También merece la pena ir hasta el faro para ver la puesta de sol. Se trata de un antiguo faro español casi derruido al que se puede acceder desde Hideaway caminando unos 45 minutos. Recuerda llevar linterna para regresar, la luz es escasa.

Dónde comer:

No hay restaurantes en la isla, así que la única manera de comer es hacerlo en el propio resort. Por 170 pesos por comida tienes todo el arroz, marisco y el pescado que quieras.

Hay pequeñas tiendas o sari saris en las que comprar algunas latas y pan para hacerse bocadillos. También abundan las frutas y las verduras para aquellos que no quieran gastar tanto comiendo.

Cómo salir:

Los barcos de vuelta a Estancia salen todos los días a las 8 de la mañana. Desde ahí pueden tomarse furgonetas o autobuses hacia Iloilo o Roxas, en dirección a Kalibo y Boracay.

¿Estás diseñando tu viaje a Filipinas y no sabes por dónde empezar? Comienza leyendo esta completa guía sobre el país.

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