Lo que tiene escribir por impulsos es que el corazón me sale desbocado por los dedos cuando encuentro un lugar especial y se me olvidan otros momentos en los que también estuvo latiendo bien rápido. Y así, se me ha pasado contar qué ocurrió cuando llegué a la ciudad de nombre bonito: Puerto Princesa.

Con los ojos puestos en el que sería mi pueblo, llegó el momento de salir de Manila de nuevo en dirección a la isla filipina que atrae al mayor número de extranjeros hacia Filipinas. Palawan presume orgullosa de tener uno de los rincones más bonitos del mundo y El Nido merece una historia bien aparte.

Mochila al hombro, llegué al atardecer a “Puerto” y caminé tranquila hacia el albergue. Unos cuantos puestos de lechón, un Jollibee y un Mcdonald’s después, me dejé caer en la cama de abajo de la litera pensando en qué iba a hacer con tantos días por delante.

José, ese inesperado compañero de viaje que apareció en mi vida en Moalboal, me había contado historias de una playa casi secreta, de arena blanca, agua turquesa y de la que poca gente tenía constancia. Con semejante descripción, ¿quién no iba a intentar ir hasta Nagtabon fuese como fuese?

Playa de NagtabonLos algo más de 8 kilómetros que separan a la pequeña aldea de Bacungan de la playa de Nagtabon solamente pueden recorrerse con vehículo propio o caminando. Había salido temprano y, tras aclararme en el caos de aquella estación, cogí el primer bus hacia esa intersección, por lo que caminaba esperanzada en dirección al pequeño paraíso. Saludé a la segunda moto que pasó junto a mí y así fue como Jun me ahorró casi dos horas de caminata bajo el sol y me llevó hasta el mirador donde la vi por primera vez.

Hice sola casi 15 minutos de bajada hasta Nagtabon y ahí fui cuando me di cuenta del regalazo que tenía para mí sola:

Agua playa de Nagtabon

Playa de Nagtabon

Con un único sari-sari, un resort de dos habitaciones carísimo y en forma de castillo y un par de cabañas que no deben de ver muchos visitantes, Nagtabon es una de las playas más bonitas y disfrutables de toda Filipinas.

Nagtabon beach

Resort Nagtabon Caminando por Nagtabon

Así que tras pasearla, bañarme mil y una veces y zamparme una lata de atún afritada con pan de sal, inicié el camino de vuelta sin saber que no tardaría ni 40 minutos en volver a Puerto Princesa. Primero un padre y sus dos pequeños me recogieron al comienzo de la carretera en su carro motorizado y, ya en Bacungan, un hawaiano simpático me llevó en su coche con aire acondicionado hasta el centro. Ese día hacía un año desde que salí por primera vez de casa y el karma me dio tres buenos tazones.

Feliz y sana, era el momento de caminar por Puerto. Las playas, los paisajes de Filipinas son fascinantes pero a mí me apasiona caminar por las ciudades. Rodeada siempre de niños que a una le alegran el día llamándote guapa por doquier, ese día visité la pastelosa Catedral de la Inmaculada Concepción, Plaza Cuartel y el paseo marítimo de Puerto Princesa al atardecer.

Catedral Puerto Princesa

Baywalk Puerto Princesa Atardecer Puerto Princesa

Con un curioso plato de aires vietnamitas, el chaolong acabó de cerrar ese nuevo primer día, un buen día de una nueva aventura amorosa que no quiero que acabe nunca.

Chaolong Puerto Princesa

Datos útiles:

Cómo llegar:

Desde el aeropuerto de Puerto Princesa hasta el centro de la ciudad hay unos 20 minutos caminando. Un trycicle no debería costar más de 50 pesos.

Cómo moverse:

Me ofrecían alquilar una moto para ir a Nagtabon por 500 pesos al día; sin embargo, quise hacerlo por mi cuenta. Para llegar hasta Bacungan, la intersección donde comienza, puedes tomar cualquier bus que vaya en esa dirección. El ticket cuesta 20 pesos.

El jeepney desde el Jollibee hasta la terminal de buses cuesta 13 pesos. Cualquier trayecto dentro de la ciudad debería costar menos que eso.

Dónde dormir:

Me quedé a dormir en el dormitorio compartido del hostel Dallas Inn por 300 pesos. La verdad es que la habitación estaba limpia y no pasé calor a pesar de no tener aire acondicionado. La sala común es agradable y el personal también pero más vale no esperar grandes lujos.

Dónde comer:

No dejes de probar el chaolong, el plato más conocido de Puerto Princesa. El mejor sitio para hacerlo, además de una forma económica, es Bona’s Chaolong House.

Cómo salir:

Hacia Port Barton: la opción más sencilla es coger una de las furgonetas directas de la compañía Recaro. Salen a las 9:00 y a las 13:00 y te van a pedir 350 pesos pero se puede conseguir por 300 al menos. El viaje dura unas 3-4 horas. También sé que hay un bus público diario que cuesta 250 pesos pero no sé a qué hora sale. Ojo que este último hace muchas paradas y echarás unas horas más en la carretera.

Hacia El Nido: existe la opción de hacerlo en furgoneta o en bus desde la terminal de autobuses de Puerto Princesa. Los precios de las furgonetas oscilan entre los 600 y 700 pesos (algo que no entiendo cuando yo para volver desde El Nido pagué 450 pesos) y el viaje dura unas 6 horas con una parada para comer. También hay buses frecuentes con (550 php) y sin aire acondicionado (450 php), que hacen el recorrido en 7 u 8 horas.

¿Estás diseñando tu viaje a Filipinas y no sabes por dónde empezar? Comienza leyendo esta completa guía sobre el país.

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