He iniciado este texto en mi cabeza unas decenas de veces. He pensado si debía ocultarlo, si con esto defraudaría a todos aquellos que admiraron mi “valentía” de aquel 4 de junio.

He pensado y repensado antes y después de comprar ese otro billete solo ida. Un billete que no necesitaba comprar, un billete que vino derivado de un montón de excusas que al fin y al cabo escondían la puesta en práctica de un dejarse llevar que he seguido como un credo durante estos más de siete meses. Esa versión del carpe diem (toma el día, aprovecha el momento) ya desgastado y mal mirado por muchos es un arma extraña, complicada de manejar en ocasiones y que parece que solo revive cuando alguna desgracia ocurre a tu alrededor.

Curro

¿Y por qué? No he vuelto porque me haya cansado, no he vuelto para dejar de viajar porque no es el momento. Ese sueño no ha cambiado. He vuelto porque me apetecía. Me apetecía ese abrazo.

Tenía ganas de ver las caras de la gente a la que quiero, sorprenderlas y sentirlas aún más cerca. No echaba de menos España, los mantecados, mi cuarto de baño o colgar la ropa en el armario, solo tenía la sensación de que quería hacerlo y lo hice. Compré el billete subida en un ferry a las 8 de la mañana, saliendo de una de las islas que más feliz me ha hecho durante los casi siete meses de viaje, Flores. Por impulso, carpe diem.

Flores

Y aquí estoy, perdida y no perdida. Nerviosa y ansiosa. Viendo cómo giran los dados de nuevo. No tengo ni idea de hacia dónde iré, esperando que el corte de la baraja me sorprenda de nuevo, buscando un nuevo billete solo ida. De nuevo sin un rumbo fijo ni un tiempo determinado, esperando a que la brisa marque la ruta.

Buscando mochila nueva, preparando un pasaporte nuevo, imaginando nuevas formas, dándole al botón de re-start.

Poco antes de coger el avión escribía al inicio de mi tercera libreta: “Una vuelta y no vuelta, un regreso al pasado y una ida a un futuro incierto. Solo sé que mi viaje no ha acabado y no lo siento como tal. No he encontrado lo que buscaba sin saber lo que es. Y como una nueva libreta empieza, otra etapa también”.

Libretas

Y así sea, bienvenido lo que sea.

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