Es así, de pronto te das cuenta. Tienes media mochila fuera de ella. Has sacado el neceser y has colgado la ropa en las barras de la litera. Cada día te preguntas qué demonios estará haciendo el coreano de un par de camas más allá encerrado todo el día en su ordenador. Solo sale para comer y solo ahí se quita el kimono/batín. Te sientes veterana del iglú en el que ahora vives y te da pereza irte.
Así, de pronto, has visto que te gusta charlar con la encargada, que todas las mañanas desayunas pollo con arroz o tortilla… con arroz. Que estás ansiosa por que llegue la noche para encaminarte hacia tu mercado. Porque ahora es TUYO.
Te has dado cuenta de que necesitabas una pausa y, casualmente, ha sido en Chiang Mai, una ciudad en la que no esperabas poner el pie de nuevo. A lo tonto, la norteña capital de Tailandia fue mi verdadera casa por unos días.
Apenada por mi cámara réflex muerta y buscando solución en noches en vela, Chiang Mai me acogió y me invitó a pasearme de nuevo por sus preciosos templos. Llorosa por no tener con qué fotografiarlos más que con el móvil, me conformé con dar un paseo por el encantador Wat Chedi Luang, comer khao soi como si no hubiese un mañana, darme un baño de masas en el mercadillo nocturno del sábado y vagar por sus calle cada vez más atestadas de restaurantes y agencias de viaje.
Moría de calor por la calle y recordaba el frescor de mi cama, las noches tapada con el edredón en esa nueva esfera de protección que el hostel me daba, a pesar de compartir habitación con siete desconocidos.
Como si llamaran al “porterillo” de mi nueva casa, Cifu y Alba, Néstor y Erika vinieron a visitarme a mi nuevo hogar. Y lo sentí aún más mío, tanto que ni lo entendía, tanto que no me sale ni escribir un artículo práctico que pueda describir a Chiang Mai. Porque, amigos, siempre es difícil describir a los hogares.
Datos útiles
Llegué desde Mae Sot, donde estuve conociendo los proyectos de Colabora Birmania, en minivan hasta Tak (78 baths) y bus hasta Chiang Mai (192 baths). El trayecto duró unas cinco horas.
Desde la estación de autobuses de Chiang Mai hasta la Tha Phae Gate, principal entrada a la zona antigua de la ciudad, puede tomar transporte público por 30 THB.
Mi hogar durante esos días fue el DIVA 3 Guesthouse. Un hostel bien pequeño pero acogedor y muy limpio. La cama en habitación compartida cuesta 160 THB. Está junto a la Chiang Mai Gate, dentro de la zona amurallada de la ciudad y bien rodeado de restaurantes, así como cerca de mi lugar preferido para cenar, el mercadillo nocturno que se monta en la Rat Chiang Saen Road (saliendo por Chiang Mai Gate).
Cada fin de semana podrás encontrar el centro de la zona antigua lleno de mercadillos a partir de las 4 o 5 de la tarde. Los sábados éste se sitúa en Wu Lai Road, los domingos recorre toda Ratchadamnoen Road. Aún así, si no vas en estos días, no te preocupes, también en Thanon Chang Khlan (a 1 kilómetro de la zona amurallada) hay un mercadillo que abre cada día.
En el mercado Warorot también podrás encontrar de todo durante el día, en especial ropa a buen precio. Se puede ir fácilmente dando un paseo desde el centro.
Los precios de la artesanía en Chiang Mai son probablemente los más baratos de toda Tailandia, ya que aproximadamente un 90% de la que se vende en el país se produce en sus alrededores. Así que aprovecha.
No dejes de visitar los templos del centro de la ciudad y, en especial, el Wat Phrathat Doi Suthep, a las afueras. Para llegar a este último puedes coger songthaews (que indican claramente que van al templo) desde Pratu Chang Phuak por 50 baths. Una opción más fácil es alquilar una moto (150-200 baths) e ir por tu cuenta.
Si estás buscando la manera de ir a China desde Tailandia o cualquier país cercano, debes saber que es posible sacar el visado chino con mucha facilidad. Escribí el siguiente artículo sobre ello.
En Chiang Mai hay un mercado impresionante de trekkings y lugares para ir a hacerse fotos con animales como tigres o elefantes donde los tratan realmente mal. Sobre los primeros, solo me queda decir que miréis con atención el itinerario, qué está incluido y qué no y hagáis una búsqueda rápida en internet sobre la agencia.
Sobre lo segundo, os ruego que no lo hagáis y no contribuyáis a que el maltrato animal siga ocurriendo. No se me ocurre mejor manera de contarlo a como lo hicieron los chicos de Con Mochila aquí. Si aún así queréis hacerlo os animo a visitar el siguiente link donde hablan de un lugar en el que saben al 100% que se tratan a los animales con el respeto que ellos merecen.
¡DEJA DE CONTRIBUIR AL CIRCO DEL MALTRATO ANIMAL EN TAILANDIA!
Que guay es llegar a un sitio y sentirse como en casa, y más si puedes dedicar el tiempo a pasear, observar y respirar una vida a cámara lenta.
Así es, viajar lento tiene grandes recompensas como la de tener todo el tiempo del mundo para simplemente observar 🙂
Un besote y ¡gracias por comentarme!