Las notas que tomé en la libreta durante estos días en Sri Lanka son un verdadero caos que supongo que derivan de la intensidad y del calor que recuerdo que hacia en esa zona del país.

En Dambulla hay una cafetería que puede ser lo más parecido a un Starbucks en Sri Lanka. El Bentota Restarant ofrece short eats y milk tea muy muy dulce a los pocos extranjeros que hay por la ciudad y a los locales con ganas de aire algo fresco. La mañana que partía de Dambulla empezó con toneladas de azúcar, como muchas otras de las que pasé por allí.

Recuerdo sentarme en el bus, de nuevo, con toda la emoción del primer día, en primera fila observando todo lo que acontecía a mi alrededor. El conductor masticaba las hojas de tabaco que su compañero, el vendedor de billetes (profesión que siempre me fascina en Asia, gente con su fardo de billetes, gritando hacia dónde se dirige el bus y comandando cuándo y en qué lugar se para el vehículo), le preparaba. En este punto tomé una nota: ojo con sentarse en el asiento de detras del chofer, el escupitajo con tabaco rojo incluido fue directo a la cara de la chica de detrás. La ventana abierta se la jugó.

Mientras el bus recorría las carreteras a ritmo de película de Bollywood y atravesaba una densa vegetación, yo me dedicaba a observar a la gente. Las personas de Sri Lanka me fascinaban. Las ancianas con sari, las colegialas vestidas de blanco impoluto y unas trenzas infinitas de cabello negro, los bebés de pestañas hasta el cielo. Y, de pronto, sentí una mano en mi hombro. Momento estúpido y que me hizo casi llorar de emoción (cada día pienso que me vuelvo mas ñoña), la señora de detrás me estaba avisando de que habia un elefante que paseaba tranquilamente junto al lago contiguo a la carretera.

El hotel tenía unas vistas tan tremendasa arrozales que daban ganas de quedarse allí días ilimitados pero el atardecer en el lago prometía. Ver a los elefantes salir de la vegetacion a beber agua cuando el sol bajaba fue el ritual que repeti los días siguientes.

Los arrozales de Polonnaruwa

Los arrozales de Polonnaruwa

Polonnaruwa fue la capital de Sri Lanka desde el siglo XI hasta el XIII y, por ello, cuenta con una ciudad antigua con algunos edificios (la mayoría de carácter religioso) bien conservados a los que merece dedicarles un día completo a pesar de los dolorosos 25 dólares de la entrada.

Armada nuevamente de mi mejor amiga en este viaje, pedaleé bajo el sol de justicia de la epoca de lluvias. El Vatadage (dentro del complejo llamado Cuadrangulo) de Polonnaruwa puede que sea una de las estructuras religiosas más bonitas que quedan en pie en Sri Lanka. Además de su especial forma circular en varios niveles, los relieves en la piedra y (mi parte favorita) la piedra en forma de luna con grabados de elefantes que da la entrada hacen las delicias de cualquiera, sobre todo cuando se vuelve a visitar en la tranquilidad de cuando el sol empieza a caer y pocos somos los afortunados de viajar sin prisa…

El precioso Vatadage de Polonnaruwa

El precioso Vatadage de Polonnaruwa

Dagobas, edificios civiles, estanques, muchos de ellos para mi bicicleta y para mí solas. Pedaleé, me tomé la Coca Cola que mejor me ha sabido de mi vida y me tiré un par de horas sentada simplemente mirando los rostros de paz de las figuras de Buda del Gal Vihara.

De una inmensa piedra de granito brotan las que se consideran las esculturas de Buda mas valiosas del arte cingalés. Tres inmensas figuras representando a Buda meditando, alcanzando la segunda iluminación y acostado en su ultimo nirvana antes de morir.

Gal Vihara de Polonnaruwa

Gal Vihara de Polonnaruwa

Minneriya es uno de los parques nacionales más importantes de Sri Lanka y, a pesar de mis dudas tras haber estado en un safari africano solo un año atrás, no dejé escapar la oportunidad de ver a los grandes paquidermos de la reserva. Grandes grupos de elefantes de Sri Lanka (subespecie del elefantes asiatico) suelen congregarse a media tarde junto al lago para beber y eso era excusa suficiente para meterse de nuevo en jeep a contemplar la naturaleza de la mejor manera posible sin circos de por medio ni maltrato por ningún lado.

Los preciosos elefantes de Minneriya

Los preciosos elefantes de Minneriya

Llegué a contar más de 60 en las escasas tres horas que duró el recorrido. Búfalos de agua, tucanes y otra serie de aves alegraron un poquito más mi día en Sri Lanka.

Y como hoja que se deja llevar por la brisa, acabe en la playa. Fuera de la ruta programada, Gina, Alex y Lluc decidimos acercarnos hacia el Este para ver esa playa de la que nos habian hablado maravillas. Passekuda y Kalkudah parecian dos paraisos que finalmente no fueron lo prometido. El tsunami de 2004 hizo daño y gran parte del arrecife esta destruido, asi como los antiguos edificios a la orilla del mar, ahora convirtiendose poco a poco en grandes resorts rodeados de la nada.

Aunque refrescarse en la costa despues de dias de duchas innumerables fueron un buen fin de fiesta y un estupendo resumen de lo que Sri Lanka es: cultura y naturaleza exuberantes, una mezcla de religiones que conviven en una cuerda aun floja.

Pedalea.

Pedalea.

Datos útiles

Desde la estación de buses Dambulla puede llegarse a Polonnaruwa fácilmente en bus público (100 rupias) en un par de horas.

En Polonnaruwa me alojé en Thisara Guest House, una bonita pensión con vistas a arrozales. Cuando el sol se pone, el espectáculo de ver el cielo cambiar de color sobre los cultivos es una pasada. Es básico pero esta limpio y los dueños son amables, aunque hay que andarse con ojo con la cuenta. También tienen bicicletas para alquilar por 250 rupias y así no tener que buscar sitio para alquilarlas. El lugar de venta de entradas a la zona antigua de Polonnaruwa esta a cinco minutos pedaleando, así como el lago. Negociando, la habitación doble (uso indivual) me salió por 1.300 rupias la noche.

El precio de la entrada a Polonnaruwa es de 25 USD o 3.250 rupias. Intenté imaginar posibles maneras de evitar pagar pero todo esta cercado y me parece bastante improbable conseguirlo…

En cuanto al safari en Minneriya, lo organizamos en la propia guesthouse y el precio parece depender del numero de personas que van en el jeep. Yo pagué 4.500 rupias por medio día de safari compartiendo con otras cinco personas.

Desde Polonnaruwa se puede ir hasta Passekudah en tren por 110 rupias. El trayecto dura aproximadamente hora y media, aunque desde la estación de trenes hasta la playa hay unos 10 minutos de tuk tuk (unas 150 rupias).

En Passekudah me alojé en una especie de sitio para hacer retiros espirituales llamado Ahsram. Bastante básico pero limpio y situado a cinco minutos de la playa andando, además de cocinar una maravillosa comida cingalesa. Pagué 1.000 rupias por la habitación doble para mí sola.

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