La capital de Laos es, con sus 760.000 habitantes, la ciudad más grande del país. Vientián tiene aires del pasado pero evoluciona lentamente, los centros comerciales y los restaurantes de cadenas del otro lado del mundo se abren paso por sus calles junto a boulangeries francesas de las que sale un olor a croissant cada mañana que te alegra el día.
Llegué a ella junto Gema y Vincent, los únicos supervivientes de aquel grupo que se formó de forma fortuita en Luang Prabang. Con ganas de conocer “la gran ciudad”, nos instalamos en el primer albergue a buen precio que encontramos y salimos a la calle en busca del Mekong. El sol caía rápido tras el río más imponente del Sudeste Asiático mientras en la orilla se respiraba aire festivo: gente deportista, familias, parejas de enamorados… y dos tremendos grupos de gente haciendo lo que parecía aerobic al atardecer.
La capital de Laos me pareció uno de los lugares más tranquilos y relajados par hacer algo de deporte, darse un homenaje en alguna pastelería y explorar la herencia colonial francesa pedaleando por sus calles. Darse una vuelta por Patuxay – una suerte de arco del triunfo que reina una de las avenidas más grandes de Vientián en memoria de los fallecidos en la guerra de la independencia de Laos frente a Francia -, visitar el templo dorado Phra Tat Luang, hincharse a baguettes con pa-té o perderse por unas horas en una sauna de hierbas junto a los locales… Llegué a pensar en que podría vivir en un sitio como este sin problemas.
Te dirán que no hay nada, que te la saltes, pero sigue mi consejo y disfruta de su delicioso no hacer nada y descubre la ciudad más moderna de la preciosa Laos.
Datos útiles
Para llegar a Vientián desde Vang Vieng puede cogerse una de las furgonetas que las agencias locales anuncian por 40.000 kips. La minivan nos dejó justo enfrente de la Mixay Guesthouse, de la que hablo más abajo.
Hay un autobús diario que sale a las 10:00 hacia el pueblo de Kong Lor, donde se encuentra una cueva espectacular. El precio del billete comprado en la estación de autobuses es 80.000 kips, mientras que comprado en una agencia en la ciudad son 110.000 kips. Hay que considerar el transporte hasta la estación, a un par de kilómetros del centro. Si sois varias personas, merece la pena compartir un taxi.
Dormí en una especie de hotel-hostel en pleno centro de la ciudad, muy cerca del río Mekong, la Mixay Guesthouse. Las camas en las habitaciones de la última planta (sin ascensor) cuestan 30.000 kips mientras que las habitaciones individuales (sin baño) son 40.000 kips. No es el más limpio del mundo pero a mí me bastó para pasar unas cuantas noches.
En Vientián se pueden alquilar bicicletas por 10.000 kips al día y es conveniente para ver la ciudad, ya que las distancias no son largas y no hay excesivo tráfico.
La entrada al Phra Tat Luang cuesta 5.000 kips y, aunque puede verse por fuera, es agradable sentarse en el césped al atardecer.
Una experiencia muy curiosa en Laos es la de ir a una sauna laosiana. Cuesta 15.000 kips la entrada y puedes estar tanto tiempo como quieras. Yo fui a esta, justo en el centro de la ciudad.
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