En Mae Sot no hay nada que ver, en pocas guías aparece y los pocos blogs en español que hablan de las escasas bondades de esta ciudad tailandesa en la frontera con Birmania se reducen a Tailandia sin playa, la estupenda bitácora de Marc sobre los secretos del interior del país de las sonrisas. Sin embargo, la razón de acercarse hasta allí era de peso, estaba deseando ver en persona los proyectos de la ONG Colabora Birmania.
Porque mi historia de amor con esta organización no gubernamental comenzó hace ya unos años de la manera más sencilla. Sentía que quería colaborar de alguna manera en algo que realmente mereciese la pena, que una pequeña parte del dinero que ganaba tenía que ir a algo más que a consumir pero no me apetecía no saber hacia dónde iba, pensar que se perdía en las arcas de una gran organización que, quizás, no era demasiado clara con sus cuentas.
¿Casualidad? Un ex-compañero de trabajo, Jorge, conocía a Carmen, una de las co-fundadoras de Colabora Birmania. Entré en su página web y me enamoré al instante. No sé exactamente qué fue, pero el conjunto de mi amor por un país como Birmania, la historia detrás de él y, sobre todo, la cercanía que se encargan de transmitir me terminaron de convencer.
Birmania es un país que suena exótico, exuberante, tentador pero ¿alguien conoce qué hay detrás de este precioso país del Sudeste Asiático? ¿de un país en el que un régimen dictatorial aterrorizó a gran parte de la población? ¿del que muchos se ven todavía obligados a salir en busca de una vida mejor?
En Mae Sot, malviven más de 150.000 refugiados birmanos y un número incontable de ellos como inmigrantes en una Tailandia en la que no se les reconoce ningún tipo de derecho, solamente la capacidad para trabajar de forma ilegal en aquellos trabajos que ningún tailandés está dispuesto a hacer.
Si la situación es estremecedora, imagina la vida de los hijos de aquellos que tuvieron que salir de su país. Pequeños que se ven obligados a trabajar, a no ir al colegio porque sus padres no son capaces de mantenerlos de otra manera. Niños que, de pronto, se quedaron sin padres porque “desaparecieron” de alguna forma o porque no podían mantenerlos.
Carmen, Javier, Marc y Meri se conocieron haciendo un voluntariado en Mae Sot en 2008 y ya en 2009 nació Colabora Birmania, a la que se unieron otros cuantos luchadores con un único objetivo: brindar una vida mejor a aquellos que no tuvieron la oportunidad de tenerla en ningún momento.
Cuando volví a poner los pies en Tailandia me apetecía conocerlos en persona y, sobre todo, ver el gran trabajo que hacen. Contacté con ellos y un día aparecí en Mae Sot para que los encantadores Marc y Sara me abrieran las puertas de algunos de los proyectos de Colabora Birmania durante los días siguientes.
Lo que yo no esperaba es que, después de tantos paisajes preciosos durante el viaje, de tantas experiencias enriquecedoras, este pequeño pueblecito me iba a robar el corazón a base de generosidad y de las cientos de sonrisas de niños que crecen felices, que son capaces de valorar el cariño que reciben de este grupo de buena gente.
Se me agrandó el alma con los abrazos en el orfanato Safe House y me enternecí en la colorida guardería Chicken School, ver a los enanos meditar antes de comer, ayudar a colocar los platos o ir tan ordenadamente hacia las mesas me hizo tener ganas de llevármelos a todos a casa.
Si tenía alguna duda para confirmar el buen trabajo que Colabora Birmania hace en Mae Sot, las risas que se oyen en el Km 42 desvanecen todas. La escuela escolariza y da comida a 400 niños y es el hogar para algunos de ellos y rebosa alegría por todos sitios. Simplemente me quedé sin palabras.
Y ha llegado la parte IMPORTANTE, el momento de que contribuyas a que esas sonrisas sigan propagándose en el tiempo, de dar una oportunidad a alguien que de nacimiento no la tenía. Solo te pido que una cena al mes de 10 o 20€ la dediques a hacer felices a un gran puñado de chicos que realmente lo necesitan. Porque para ti no es mucho pero para ellos significa EL MUNDO.
Apadrina, hazte socio o haz una donación puntual. Para más detalles entra aquí.
Y si necesitas más información, estoy segura de que estarán felices de dártela enviando un email a la siguiente dirección: info@colaborabirmania.org
Yo, desde aquí, solamente puedo daros unas GRACIAS enormes y la mejor de mis sonrisas.
De todos los artículos que has escrito, creo que este es el que mas me gusta con diferencia, mas allá de paisajes espectaculares que nos has enseñado y que hemos compartido y disfrutado contigo, sin duda este es el mas humano, real, sincero y sensible de todos. Da gusto saber que hay personas que se preocupan por las personas menos favorecidas y entregan su vida a ayudarles, a sacar sonrisas a esos niños y a cuidar de ellos al margen de esta sociedad que se cree solidaria y solo unos pocos lo son realmente, la mayoría cambian de canal o miran a otro lado y desaparece el problema para ellos, pero no para quien vive esa situación. Me puedo equivocar, pero esta parte del viaje es la mas enriquecedora que vivirás, y eso que habrás vivido muchas, en esta mas que ninguna te envidio por ese abrazo al niño que no tiene nada y es feliz, gracias por ser como eres, a pesar de que a muchos no les guste o te juzguen, gracias de parte de cada uno de esos niños y gracias por enseñarnos también esta parte del viaje. Plas, plas, plas!!!! Aplausos para Claudia y por ser como es
¿Qué voy a decir? ¡Muchísimas gracias! Me alegro mucho de que esta sea la que más te haya gustado 🙂
Un abrazo grande grande
Qué buena experiencia y buen relato 🙂
Muchisimas gracias, de verdad 🙂
Será un placer colaborar con estos héroes amigos tuyos.
Desde mis gracias más grandes. Un abrazo